LA ADORACIÓN DE LOS REYES MÉXICO, SIGLO XVIII Óleo sobre tela Detalles de conservación y restauración. Repintes y desprendimientos de capa pictórica 153 x 207 cm La palabra Epifanía significa “manifestación” y teológicamente se emplea para referirse al bautismo de Jesús y a su transformación, ambos casos en donde fue manifestada su condición de Hijo de Dios, en iconografía simboliza la adoración de los magos; celebración cristiana en la que Jesús se da a conocer, tomando presencia humana por primera vez en la Tierra. La escena narrada en el Evangelio de San Mateo (Mt 2, 1-12), nos muestra a unos reyes provenientes de Oriente, que en el texto los llama Magos (aunque se cree que eran astrólogos), van a adorar al niño porque han visto su estrella, y esta les guía hasta él. Los Magos le ofrecen al niño oro (símbolo de la realeza), incienso (símbolo de la adoración divina) y mirra (símbolo del sufrimiento). “Los magos, ofreciendo al señor estas tres cosas, proclamaron que en aquel niño coexistían la regia potestad, la majestad divina y la naturaleza humana corporal…” Esta obra se basa en una de las múltiples composiciones que Peter Paul Rubens realizaría con el tema de la Epifanía, en la que la narración bíblica posibilitó la libre interpretación creativa del artista, misma que se avino perfectamente a su estilo caracterizado por los contrastes de color, de gran riqueza cromática y a los juegos de luces y sombras. De dichas soluciones plásticas rubenianas se desprende el dinamismo, la exuberancia y la sensibilidad emocional de esta obra en particular. Finalmente es preciso comentar que el exótico origen de los magos de Oriente, fue un motivo que Rubens pondría de manifiesto en lujosas vestimentas, valiosos presentes y fastuosos cortejos, lo que puede constatarse en el cúmulo de espectaculares lienzos que Peter Paul Rubens realizaría a lo largo de su prolífica carrera. Es el caso de las adoraciones de los Magos del Museo del Prado, el Museo de Bellas Artes de Lyon, el Museo de Bellas Artes de Bruselas, en el Museo del Louvre, en París, y finalmente la del Hermitage de San Petersburgo, la cual presenta numerosas similitudes compositivas con la obra que aquí se subasta.