SALVADOR MURILLO
(MÉXICO, 1840 - ¿?)
CONVENTO DE SAN FRANCISCO, MÉXICO, CA. 1858
Óleo sobre tela
Firmado y fechado al frente “S.Murillo. cpio 1858”
Detalles de conservación
72 x 98 cm
La reproducción a partir de grabados litográficos fue una de las principales formas de distribución y consumo de arte en América durante el periodo novohispano y buena parte del México independiente del siglo XIX. La facilidad de circulación por su reproducción masiva mediante diversas técnicas, acercó a muchos artistas y público en general a un inmenso imaginario visual, que de otra forma, probablemente nunca habrían podido conocer. Las imágenes reproducidas presentaban una gran variedad de temas, abarcando desde sucesos históricos y lugares lejanos, hasta criaturas fantásticas originadas de descripciones llenas de la imaginación de quien las describía. Y entre tanta diversidad, destacaban por su calidad las reproducciones de obras de arte, solicitadas especialmente entre los artistas de la época, quienes las empleaban como herramientas didácticas para conocer piezas que seguramente nunca habrán de ver en persona por cuestiones económicas y geográficas, esta función resultaría crítica para su formación artística, ya que les permitiría ampliar las posibilidades de su práctica al conocer otras técnicas y adaptar su producción a las preferencias del mercado.
Salvador Murillo fue uno de los artistas destacados cuya práctica se desarrolló bajo este esquema. Alumno del célebre Eugenio Landesio, Murillo sobresaldría como paisajista entre una generación que incluiría, entre otros grandes exponentes del género, nombres de la talla de José María Velasco y Luis Coto. Su práctica se centró en el paisajismo de exteriores, pero también realizó piezas de espacios interiores en las que a su vez demostró que poseía un amplio talento en el manejo de volúmenes y dimensiones.
Para esta vista de la antesacristía del convento de San Francisco, Murillo copió a partir de una estampa, reproducida a su vez de un cuadro de su maestro Eugenio Landesio, probablemente como parte de un ejercicio para afinar su habilidad de reproducción. Aquí podemos apreciar su capacidad en el uso de sombras y proporciones en relación a los personajes y su espacio, así como su dominio de la perspectiva en la forma que se extiende el punto de fuga desde el fondo del corredor del atrio hacia el salón principal de la escena.
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