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Subasta Navideña de Antigüedades

Wed, Dec 7, 2022 05:00PM EST
Lote 227

JAC BURO ARITEKI HOLANDA, SIGLO XIX PAISAJE HOLANDÉS CON LAGO Óleo sobre tela Detalles de conservación 72 x 100 cm

Estimado: MXN$20,000 - MXN$30,000

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MXN$500,000 MXN$50,000
MXN$1,000,000 MXN$100,000
JAC BURO ARITEKI HOLANDA, SIGLO XIX PAISAJE HOLANDÉS CON LAGO Óleo sobre tela Detalles de conservación 72 x 100 cm La palabra paisaje se deriva de “país” y aparece en las lenguas romances en el siglo XVI, inicialmente como una expresión utilizada por los pintores para denominar los cuadros de vistas. Pronto adquiere el otro sentido, el de una extensión de territorio que el ojo puede abarcar como conjunto. De este modo ambos sentidos, el propio y el figurado, se asocian. Ya no va por un lado el paisaje “real” y por otro su “figuración”, sino que lo propio del paisaje es presentarse como “configuración” del “país”. Sin embargo, el “sentimiento” que inspira el paisaje no está necesariamente vinculado a la “naturaleza”. Hay un sujeto que percibe. El lugar no se transforma en paisaje si no es in visu, pues se da como “conjunto” a partir de un punto de vista y el foco de la visión reside en el sujeto. De modo que el paisaje se distingue de la extensión geométrica, objetiva, geográfica; es un espacio percibido y/o concebido, y, por tanto, irreductiblemente subjetivo. Por lo anterior no es indiferente que el paisaje aparezca en Europa con el Renacimiento y su afirmación del individuo. En el paisaje parecen coincidir todos los componentes subjetivos de un co-nacimiento con el mundo que el conocimiento moderno del universo no podía ya asumir: sensaciones, percepciones, impresiones e incluso afecciones, emociones e imaginaciones. Porque, a pesar del primado que la tradición occidental confiere a la vista, el paisaje no se puede reducir a un puro espectáculo. Se ofrece igualmente a los otros sentidos y concierne al sujeto todo entero, cuerpo y alma. No se da sólo a ver, sino a sentir y resentir. En él la distancia se mide por el oído y el olfato, por la intensidad de los ruidos y por la circulación de las corrientes del aire y sus efluvios; la proximidad se experimenta por la calidad táctil de un contorno, por la tonalidad de una luz, por el sabor de una coloración. Fuente: Michel Collot, Paysage et poésie du romantisme à nos jours. Paris, José Corti, 2005. Extractos de la introducción del autor.

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