JOSÉ MARÍA ESTRADA
(MÉXICO, 1810-1862)
RETRATO DE NIÑO CON PAPALOTE
Óleo sobre tela
Detalles de conservación y restauración; reentelado
107 x 73 cm
José María Estrada (1810-1862) se puede considerar como el primer exponente notable de la pintura del México independiente. Nacido en Jalisco, su estilo se caracterizó por un claro distanciamiento de las tendencias academicistas predominantes a finales del virreinato, en favor de una práctica técnica menos rigurosa, para la cual pintaba directamente sobre el lienzo, sin necesidad de trabajar antes sobre un boceto. Dentro de la escasa documentación sobre su vida, se sabe que sus inicios como artista plástico se dieron en la orfebrería y tal parece que, tras un decremento en la producción de plata durante las primeras décadas de la independencia, se decantó por dedicarse enteramente a la pintura como su principal actividad profesional alrededor de 1830 y que tuvo una efímera formación académica bajo la tutela por parte del maestro José María Uriarte.
La obra de Estrada se constituye de numerosos retratos de la clase media de su tiempo, entre mujeres y hombres, niños y adultos, vivos y muertos, en sus pinturas se aprecia el cuidado por el detalle y el manejo del volumen, pero sobre todo su inclusión recurrente de objetos personales del retratado para representar su ocupación e identidad, lo que dota de una personalidad única a cada una de sus piezas.
Este retrato presenta un excelente ejemplo de su reconocible estilo como artista. Las facciones de un cuerpo infantil presionado para aparentar adultez, la incierta postura que oscila entre lo natural y artificial en alguien a quien se le exige posar, el cabello relamido por obligación, la vestimenta reservada únicamente para usarse en ocasiones formales, pero destacando ante todo los elementos representativos de la condición de infante del personaje, en el juguete y el papalote que sostiene.
Debido a su inconsistente firma y poco conocimiento público sobre su persona, su legado pictórico sería rescatado a mediados del siglo XX por artistas como Roberto Montenegro, quienes revalorarían sus piezas para reconocerlo como uno de los retratistas más prolíficos del siglo XIX en México.
Fuente: Crespo De La Serna, Jorge Juan. Pintores populares y anónimos en México en el siglo XIX en “La Palabra y el Hombre”, no. 2. México: Universidad Veracruzana, abril-junio 1957. Páginas: 51-58
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