PAR DE JARRAS En porcelana: MEISSEN Selladas Detalles de conservación. Faltantes, restauraciones y desportilladuras 1.- Decorada con motivos marinos (sirena, tritón, hipocampos y peces), pintada a mano con escena marítima e insectos 67 cm de alto 2.- Decorada con motivos mitológicos (amorcillo, sátiro y Diana), pintada a mano con escena de caza y flores 64 cm de alto Hace muchos, muchos años, en un castillo de Sajonia vivía un príncipe al que llamaban Agusto el fuerte. Un día llegó a su corte un alquimista que le aseguró que podía convertir cualquier material innoble en oro. El príncipe, entonces, lo invitó a quedarse en su castillo, en el Albrechtsburg en Meissen. El alquimista se llamaba Johann Friedrich Böttger. Varios años bajo la custodia del príncipe intentó, buscó e investigó. Todo en vano: el oro no salía. No lejos de ahí, un matemático llamado Tschirnhaus buscaba paralelamente la fórmula para crear porcelana. Las valiosas tazas de la corte tenían que ser traídas desde la lejana China. Después de años infructuosos, Böttger decidió unirse al otro investigador en su búsqueda de la porcelana. No sólo la composición del material, encontrar las temperaturas adecuadas era imprescindible. Pero Tschirnhaus murió repentinamente. Era el año 1707. Poco después Böttger anunciaba que había dado con el secreto de la porcelana. Con su fórmula, del color rojizo pasó al blanco. Luego vino la búsqueda del motivo y el diseño. Para 1709 el príncipe Augusto instalaba el laboratorio de Böttger en su castillo. El 23 de enero de 1710 se comenzó oficialmente a producir. El príncipe de Sajonia había había logrado hacer que su alquimista convirtiera la poco noble caolinita en oro blanco. Al principio las piezas llevaron el monograma del rey, después sus iniciales AR (Augustus Rex), luego el nombre de la empresa manufacturera Königliche Porzellan Manufaktur. En 1731 –por decreto oficial- las dos espadas cruzadas, en azul, comenzaron a ser su sello distintivo.