VIRGEN DE LA LUZ
MÉXICO, SIGLO XIX
Óleo sobre lámina de cobre
Detalles de conservación
41 x 30 cm
La compañía de Jesús promovió en los templos de sus noviciados, casas de ejercicios y colegios -tanto europeos como americanos- las devociones a la Madre Santísima de la Luz, junto con otras advocaciones particulares de la orden.
El origen de la imagen mariana de la Madre Santísima de la Luz resulta por demás interesante. Sus orígenes tienen lugar en la Ciudad de Palermo, donde fue hecha pintar por un miembro de la orden de San Ignacio hacia 1717 -aunque algunos autores señalan el año de 1722. […] Ahora bien, la leyenda sobre el origen de la pintura de la Madre Santísima de la Luz sitúa la jerarquía de la imagen por encima de aquellas realizadas por la mano humana, y la acerca a las acheropoietas de creación divina. La narración asegura que su diseño fue obra de la Virgen misma, pero también del pincel del artista que la retrató según la descripción de una visionaria. Se trata de la representación dinámica de la madre de Dios en ademán de sostener por el brazo la figura de un alma. Del otro lado de la composición, un ángel genuflecto ofrece un azafate pleno de corazones inflamados al Divino Niño sostenido por María. Como se verá, tal formulación iconográfica vincula a la Madre Santísima con otras imágenes marianas de ánimas tales como la de Nuestra Señora del Carmen.
Fuente: Rivera, Lenice. La novísima imagen de la madre santísima de la luz. Origen, programa, sistema y función de una devoción jesuítica, 1717-1732. Tesis para obtener el grado de Licenciada en Historia. UNAM, 2010.
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