VIRGEN DE LOS ÁNGELES MÉXICO, SIGLO XVIII Óleo sobre tela Detalles de conservación y restauración 81 x 56.5 cm La representación de la Virgen de los Ángeles es una de las múltiples advocaciones marianas surgidas y adaptadas en el mundo hispano durante la época virreinal, particularmente en el siglo XVIII, cuando la piedad barroca favoreció las manifestaciones celestiales de la Virgen en sus múltiples formas. Esta advocación se distingue por mostrar a María coronada y en actitud de realeza celestial, acompañada por un cortejo de ángeles —de ahí su nombre— que la rodean, la elevan o la entronizan, subrayando su rol como Reina del Cielo. En algunas versiones, los ángeles portan atributos de la Pasión, refuerzan su mediación entre el cielo y la tierra o actúan como custodios de su pureza e intercesión. Aunque la devoción a la Virgen de los Ángeles tiene precedentes medievales en Europa —como el caso de Porciúncula en Italia—, en el contexto novohispano se resignifica con una sensibilidad marcadamente afectiva y ornamental. La presencia de múltiples ángeles refleja no solo una exaltación del carácter divino de María, sino también una teatralidad propia del arte barroco, donde lo sobrenatural se expresa a través del movimiento, el esplendor y la cercanía emocional. En este sentido, la iconografía de la Virgen de los Ángeles se funde con otras imágenes marianas propias de la región, como la Virgen de la Asunción o la Inmaculada, generando composiciones híbridas y ricamente simbólicas. Fuente consultada: Navarrete Prieto, Benito. La imagen religiosa en la Nueva España: símbolos, funciones y discursos. Madrid: Universidad de Alcalá, 2013.