NUESTRA SEÑORA DE BELÉN O VIRGEN DE PASAVENSIS MÉXICO, SIGLO XVIII Óleo sobre tela Detalles de conservación. Desprendimientos de capa pictórica 48.5 x 37 cm Muchas de las imágenes de esta Virgen se propagaron gracias a la influencia franciscana, pues el misterio de la Navidad se ha celebrado especialmente desde que los franciscanos difundieron su culto. El tema de la Virgen de Belén se enmarca dentro de las denominadas “Vírgenes de Ternura”, el cual irrumpió en la plástica mariana durante el período gótico con una gran fuerza como respuesta a ese naturalismo de raíz franciscana que condujo a representar a María no como el trono de Jesús, sino como la Madre del Niño Divino, en actitudes amorosas y variadas. La Virgen de Belén, como puede verse en esta obra sujeta a Jesús contra su pecho y le cubre las espaldas con un pañal; ambos miran fijamente al espectador al tiempo que el Niño acaricia el cuello de su madre. La Virgen, de rasgos muy afilados, está tocada por un manto azul estrellado, de ribetes dorados y bordados con pedrería. El Niño es muy rubio, regordete y mofletudo. Esta advocación no tardó en americanizarse y ocupó un papel muy especial como ente aglutinador de los cristianos. En la Guatemala del siglo XVII se funda una orden hospitalaria de Belén que tuvo mucho que ver en la difusión de la misma gracias al canario san Pedro de San José de Bethencourt. Dos de las más bellas representaciones de este tipo son las obras homónimas que se conservan el Museo del Carmen de San Ángel y el de Churubusco, ambas del último cuarto del siglo XVII Fuente: Museo Nacional de Arte. Consultado el 29 de agosto de 2022