PEDRO CORONEL
(Zacatecas, Zacatecas, 1921 - Ciudad de México, 1985)
Sin título
Sin firma
Óleo sobre tela
Procedencia: adquirido directo al artista.
El lenguaje de Pedro Coronel se dio como resultado de una ardua travesía por encontrar una vía para expresar sus inquietudes personales. Para ello, las maneras adquiridas en las aulas de la Esmeralda le habían resultado obsoletas, específicamente las relacionadas con los ideales de los muralistas, conocidos como: “los tres grandes”.
La experimentación plástica de Pedro Coronel comenzó a través de la escultura, medio que abrazó principalmente por los grandes referentes prehispánicos de nuestro país y por la importancia que representaban las expresiones de la Antigüedad Clásica. Pronto, también generó un vínculo estrecho con la pintura, logrando extender sus expresiones al plantear un diálogo entre el volumen y el color de los dos ámbitos.
Si bien, por simultaneidad coincidió con la llamada generación de La Ruptura, por edad y principios congenió más con otros personajes como Carlos Mérida y algunos artistas exiliados como Leonora Carrington y Remedios Varo, con quienes empataba tanto formalmente como por los argumentos de sus composiciones.
En los diferentes periodos que pasó en Europa pudo relacionarse con diversas maneras de producción, entre ellas las propias de Constantin Brancusi, con quien colaboró en su taller. A la par, absorbió los postulados del expresionismo, cuya influencia directa apreciamos en la explotación del color con motivo de externar sus inquietudes personales, en este mismo sentido, otra gran influencia fue Sonia Delaunay, con quien estableció una amistad sólida y trabajó el manejo del color.
Justino Fernández decidió compararlo directamente con Rufino Tamayo con el objetivo de impulsar la valoración plástica equitativa de ambos y no en detrimento de uno u otro. Asimismo, respecto a otros exponentes internacionales se ha hecho hincapié en la equiparación con Wifredo Lam y Joan Miró.
“Pedro Coronel es más un creador de tradición que un multiplicador de particularismos. Como los mejores exponentes de las nuevas generaciones, aborrece de nacionalismos asfixiantes. Su pintura no se deja encerrar en fronteras, aunque sean muy mexicanas sus obsesiones. Hay una gran alegría de pintar, de meterse en la tela, en la materia. El pintor se abandona a la marea; registra el oleaje o el ramalazo le cruza la cara. Camina dentro del cuadro. Registra sus sueños. Escucha voces. Avanza conduciendo, con un cabello de mujer, un dinosaurio dócil. Reinventa la pintura para sí
”. Luis Cardoza y Aragón.
Fuentes consultadas: CORONEL ORDIALES, Martín et al. Pedro Coronel
. México. Grupo Financiero Bital, 1993, pp. 9-11, CARDOZA Y ARAGÓN, Luis. “Pedro Coronel”. México. Revista de la Universidad de México, diciembre de 1968, pág. 4 y FERNÁNDEZ, Justino. “Pedro Coronel: ángel y demonio”. México. Revista de la Universidad de México, agosto de 1972, pp. 1-4.
80 x 80 cm
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