CRISTINA LA ADMIRABLE MÉXICO, SIGLO XVIII Óleo sobre tela Con la inscripción en cartela: “Sta. Christina Virgen la admirable. Exenplo de caridad y Retrato de todas las Virtudes especial protectora de las benditas animas del purgatorio […] Pecadores arepentidos yde los moribundos. Espesial… sus debotos”. Detalles de conservación. Desprendimientos de capa pictórica y perforaciones en lienzo 63 x 47 cm Christina nació en Brustem (Bélgica), en el seno de una familia religiosa, y fue la menor de tres hijas. Después de quedar huérfana a los quince años, trabajó llevando los rebaños a pastar, razón por la cual se le representa del lado derecho de esta obra llevando un cordero a cuestas y liderando un rebaño. Fue considerada una santa en su propio tiempo, y siglos después de su muerte, tal como lo indica su aparición en el Calendario Fasti Mariani de los Santos de 1630, y Butler's Lives of the Saints - Concise Edition , publicado en el siglo XVIII. Lo que más ha trascendido en torno a ella son sus fenómenos místicos, narrados y autenticados por el cardenal Jacques de Virty, que la conoció personalmente. Entre los 20 y 30 años murió por primera vez debido a una convulsión fulminante. Mientras estaban cantando la misa de su funeral se levantó del ataúd y voló hasta que el techo de la iglesia la detuvo, porque "le repugnaba el olor nauseabundo de los pecadores empedernidos que asistían a su funeral". Afirmó que se le había ofrecido la opción de permanecer en el cielo o regresar a la tierra para realizar penitencia para liberar a las almas de las llamas del Purgatorio. Christina accedió a volver a la vida y se levantó en ese mismo momento. Les dijo a los que la rodeaban que regresaba con el único propósito de aliviar a los difuntos y convertir a los pecadores. Christina renunció a todas las comodidades de la vida, se redujo a la indigencia extrema, se vistió con harapos y vivió sin hogar, y no contenta con las privaciones, buscó ansiosamente todo lo que pudiera causarle sufrimiento, como entrar en los hornos de pan, dejarse llevar por las corrientes río abajo hasta donde las ruedas de los molinos "la hicieran girar de una manera espantosa de contemplar", pero sin sufrir dislocaciones, ni fracturas de huesos. Fue perseguida por perros que la mordieron, escena que también se representa en este cuadro del lado izquierdo.